Te amaremos para siempre Tobisito

Fue un 4 de enero cuando llegando de Bogotá nos bajamos en la parada que queda cerca a nuestro apartamento en Madrid Cundinamarca, era un domingo soleado característico de esa época, debíamos apresurar el paso, ya que en casa nos esperaba nuestra perrita París que a fecha de hoy tiene 9 años, en esos días ella era cachorra y no le gustaba quedarse solita en casa, fue ahí, mientras caminábamos por ese andén donde conoceríamos a Toby...
Solo podíamos verle la colita y sus patas apoyadas con todas sus fuerzas, ya que estaba con medio cuerpo sumergido entre las bolsas de basura, buscaba un cuero de pescado que después sacaría de manera épica mientras caminaba orgulloso con su botín, su actitud era como la de un gladiador que paseaba erguido por una calle nombrada en su honor después de haber ganado una gran batalla. No les vamos a mentir, nos enamoraron sus orejas, su ternura, y nos entristeció mucho lo flaco y sucio que estaba, sentimos la necesidad de ir detrás de él y ver en qué lugar iba a descansar para comerse su festín... no muy lejos llegó al frente de una casa donde una señora nos dijo que a "su perro no lo regalaba" después de haberle preguntado si conocía a sus dueños. Al ser rechazados nos gritó a lo lejos las palabras que cambiarían nuestras vidas desde ese minuto, palabras que nos darían el honor y la dicha de ser los papás de Toby desde ese momento "vengan por él, se los regalo".

La alegría más grande fue ver a Toby sano y salvo en casa, en nuestro corazón siempre estuvo la ilusión de conseguirle un "hermanito" a París para que no se sintiera solita y él era perfecto, su llegada a nuestro hogar nos llenó de alegría y de amor. Fueron 3 años después cuando a las 2 am un estruendo nos despertó, el sonido venía de la sala y era muy confuso, pensamos que tal vez Toby y Parisita se estaban peleando o algo así, pero no, se trataba del primer ataque de epilepsia de Toby, fueron los 3 minutos más largos de nuestras vidas, pensamos que había sido envenenado o algo parecido, no sabíamos que hacer, solo intentábamos cuidar que su cabeza no se golpeara contra el suelo y esperar a que parara. Una vez volvió en sí, a Toby le tomó un tiempo para actuar normal, medio aturdido, con caminado tambaleante, nos daba a entender que esa madrugada comenzaría un nuevo capítulo en nuestras vidas, que traería muchas enseñanzas, que nos haría entender lo que significa ser perseverantes, pacientes y amar, aun cuando entre tantos días llenos de alegría y felicidad, también hubiera días grises llenos de trasnochos, medicinas y pocas esperanzas.

Hoy en día son muchos los humanos que luchan día a día contra la epilepsia de sus mascotas, cualquier persona que ame a su mascota, pero que no haya pasado por esto, le es difícil imaginarse lo doloroso que es ver a ese ser tan vulnerable pasar por esto, darse cuenta de que uno no los puede defender de esto, que uno no puede hacer nada más que lo que le permiten los medios y las fuerzas que ya están echadas, nadie tiene en cuenta los días y las noches que se pasan en vela porque estamos cuidándolo en uno de sus ciclos epilépticos.
Tobisito definitivamente fue VALIENTE, solo bastaba ver como luchaba para seguir adelante después de cada ataque para darse cuenta de que tenía planeado vivir por muchos días para correr, ladrar, jugar y dormir junto a su hermanita y sus humanos para hacernos infinitamente felices. A Toby le daban sus ataques cada 20 días o cada mes, al tratarse de una epilepsia idiopática, el tratamiento variaba mucho para lograr reducirle sus episodios al mínimo, objetivo que buscamos incansablemente. Hoy vemos hacia atrás todas esas madrugadas donde lo rodeábamos de colchonetas, cobijas y toallas para mantenerlo a salvo, y nos preguntamos ¿Qué sería de Toby si ese día no hubiéramos pasado por ese andén, cómo hubiera sido su vida, quién hubiera cuidado de nuestro muchacho siendo tan frágil y juguetón?... No lo sabemos, hoy no sabemos tantas cosas, no sabremos como sería ver su carita canosa, como sonarían sus ladridos viejos o su caminar pausado...

Hoy a la distancia procuramos disipar su ausencia y la terrible falta que nos hace, el ensordecedor sonido del silencio al no escuchar sus uñitas en el suelo mientras caminaba buscándonos, con el recuerdo de todos los días, las noches, los momentos difíciles y los más dulces, donde nos hacía reír con sus ocurrencias y cuando nos hacía perseguirlo para que no causara problemas, cada minuto, cada día, cada hora de sueño no dormida, cada compromiso al que no fuimos por cuidar de él, todo valió la pena, él lo valió todo, con todo el corazón, y con toda honestidad, si nos tocara escoger de nuevo volver a cuidarlo, no lo dudaríamos un segundo, sería un rotundo sí.
A nuestro muchacho, orejón, "toisito", flaco, hijito, a ti campeón queremos darte las gracias por hacernos inmensamente felices, por darnos los días más felices de estos últimos 8 años, gracias por enseñarnos a ser perseverantes cuando el plan no resulta ser como lo imaginábamos, gracias por enseñarnos a amar aún sobre nuestro propio bienestar, gracias por tu compañía en los días largos de trabajo, por acompañarnos en las madrugadas silenciosas para ser testigo y ser parte de este sueño del cual fuiste la inspiración y la imagen, gracias por mostrarnos cómo debe ser la actitud ante la vida con tus seres queridos cuando llega la enfermedad y oscurece los días, gracias por escoger quedarte cada vez que pudiste haberte ido a descansar, gracias por cada abrazo y cada siesta que tomaste junto a nosotros, por cada mordisco que dejó una cicatriz la cual se convirtió en un recuerdo de que estuviste en esta tierra y nos hiciste felices, gracias Toby por habernos escogido, porque hoy podemos decir que somos un poco más valientes gracias a ti, pero no tanto como tú lo fuiste...

Te amaremos para siempre.
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